lunes, 8 de octubre de 2007

HASTA SIEMPRE COMANDANTE


HACE CUARENTA AÑOS

Mi padre tenía dieciocho años y no entendía qué hacía la guerrilla en Ñancahuazú. El Ché Guevara marchaba por la selva boliviana, asfixiándose lentamente y buscando el apoyo de los campesinos sin comprender porqué no lo recibía. A demasiados kilómetros de distancia, los mineros bolivianos acordaban dar un día de trabajo en apoyo de la guerrilla, y varios de ellos se aprestaban a partir junto al Ché. Poco después, el gobierno mandaba al ejército a ametrallar el campamento minero de Siglo XX en lo que pasó a la historia como “ La Masacre de San Juan”
Traicionado por el Partido Comunista Boliviano, que se había comprometido a ayudarle, rodeado de espías, sin apoyo campesino, comida ni medicinas, el Ché fue apresado el 8 de Octubre de 1967, y asesinado en La Higuera al día siguiente.


En los libros de historia, Ñancahuazú figura como el único “conflicto” armado en el que las armas bolivianas se anotaron un “triunfo”. Supongo que todo el dinero, entrenamiento y apoyo otorgado por la CIA a las Fuerzas Armadas Bolivianas fue el artífice de semejante “milagro”
Pero Incluso entonces el ejército boliviano no daba “ pie con bola”, en palabras textuales del Ché, aunque él mismo reconocía que algunas unidades tenían mayor espíritu combativo que otras.


Herido atrapado, maniatado y expuesto en la escuelita de La Higuera, el Ché fue ultimado por una ráfaga de ametralladora en el costado, ya que la CIA no quería que se dañase su rostro. Quería que todo el mundo supiese que el Ché estaba muerto y bien muerto. No contaron con que moriría con los ojos abiertos.


Así nacía el Cristo de la Higuera. El soldado poeta, el soñador y el idealista. El revolucionario desengañado por el modelo soviético que renegó de una vida de seguridad en pos de la idea de un mundo mejor. Esa fue la única “guerra” que “ganamos”. Paradójicamente, el hombre que mató al Ché Guevara recuperó la visión gracias a la labor de los médicos cubanos que le operaron de cataratas.


No soy un animal político, ni me considero militante de nada más que de mi propia liberación. Pero Ernesto Guevara creía en la humanidad y el futuro y predicaba que había que endurecerse sin perder la inocencia. Tres principios que comparto y que me ocuparé de transmitir a mi hijo llegado el momento.


Una vez, mi madre le preguntó a mi padre cómo habría sido el Ché de haber llegado a la presidencia . Mi padre se encogió de hombros y respondió “ No sé, parecía buen tipo. Pero ser buen tipo no es suficiente. ” Desgraciadamente no lo es.
Hasta siempre Comandante.

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