lunes, 1 de octubre de 2007

COCHABAMBA-TOTORA




Es imposible negar que todo artista moja el pincel en la sangre de sus venas.


En este último aspecto, utilicé una pequeña pero muy importante parte de mi vida para enriquecer la vida de mi torturado personaje paceño, y esa es la ciudad de Totora.

Totora es una ciudad colonial Cochabambina que iba camino de convertirse en una ciudad fantasma, antes que el terremoto del 22 de Mayo de 1998 se llevase por delante a Aiquile, Mizque y Totora, haciendo figurar a estos lugares en la portada de todos los periódicos.

Durante casi un año, viví a caballo entre Aiquile y Totora, donde trabajaba con una ONG, y acabé enamorándome de Totora perdidamente por su calma, su increíble silencio ( jamás he sido capaz de escuchar el silencio: Sólo en Totora) y sus noches cerradas, con millones de estrellas brillantes y gruesas como un puño colgadas del cielo.



Los domingos, sin embargo, Totora volvía a la vida. Llegaba la feria, y venían los comunarios llevando el ganado a pastar a la orilla del río, la gente cruzaba una y otra vez los cinco puentes de piedra y mortero que tiene la ciudad, y sus calles empedradas y arcos coloniales bullían de actividad. Se llenaban las chicherías y la plaza central. Yo comía chicharrón con mote de un papel periódico hasta quedar lleno y bebía cerveza "Taquiña" a escondidas (No hay que olvidar que soy paceño, y un paceño bebe "Paceña" ). Me perdía bajo los arcos de las galerías ( la plaza central está rodeada de galerías por los cuatro costados) , y saludaba a todo el mundo, que me conocía ya tanto como yo a ellos. Vivía en un enorme caserón de adobe completamente vacío con patio interior, y por las noches miraba por las ventanas y me sorprendía una y otra vez de lo magnífico que puede ser escuchar el silencio.


Durante muchos meses, gracias a la ayuda de la Cinemateca Boliviana, logré hacer funcionar un cine en Totora llamado "Imagen en Acción". Eso funcionó bien por un tiempo. Después llegó el momento de partir a Barcelona siguiendo a mi mujer. Y lo demás es historia.


Esta viñeta habla un poco de la temporada en Totora que mi personaje pasó porque se me ocurrió que si yo había estado ahí, el también podría estarlo, y está ambientada en tres lugares históricos. La Puerta principal del Cementerio General en Bolivia ( que si mal no recuerdo la inauguró Bolívar o Sucre) , el Neptuno de mármol de la Plaza Murillo, y Totora cuando era una ciudad boyante y pujante gracias al negocio de la plata, y había tanto dinero que habían 200 pianos de cola en la ciudad.


Ahora Totora está desapareciendo poco a poco. Una pena. Los Totoreños son gente muy buena. Totora no se merece el olvido.



He aquí algo que encontré respecto a los pianos de Totora en la página web de la ciudad.




"Habían 200 pianos"
Tal es el cálculo que hace Hernán Rivera Unzueta, consultado acerca del número de pianos que había en el auge de esta lujosa tradición musical. Rivera, nacido en Totora hace 74 años, fue profesor de música toda su vida. El maestro decidió rendir un homenaje al pasado colonial de la localidad. Por ello es que propuso la idea de llevar adelante el 1er Festival Nacional de Piano.




-¿Cómo era la tradición del piano en Totora?




La tradición del piano era cultivada en muchas de las casas de Totora, existiendo alrededor de 200 pianos.Todos los salones tenían pianos, así como muebles importados de Francia, arañas de Venecia, espejos biselados, etc. Las casas señoriales tenían mucha belleza. Totora era un lugar de gente de muy alta alcurnia. Esta tradición desapareció desde aproximadamente unos 50 años.




-¿De donde venían estos pianos?




Eran traídos de Europa, especialmente alemanes. No le puedo decir el valor de aquellos instrumentos, pero las personas que tenían piano en Totora tenían mucho dinero.




-¿Qué música se interpretaba entonces?




Sobretodo música clásica de grandes autores como Beethoven, Chopin y Haydn. Como en ningún otro pueblo, incluso en Totora se bailaban danzas europeas como "La Cuadrilla de Lanceros". Por eso es que el pueblo tiene poca música folklórica propia.




-¿Cuántos profesores de música habían?




Esta tradición viene de más de cien años atrás y por eso no le podría decir con exactitud. Sin embargo, todos tocaban por amor a la música, se creaban métodos propios de enseñanza.




-¿Cómo era la costumbre del piano y el Santo Sepulcro en Semana Santa?




Por entonces ya no habían pianistas, le estoy hablando del año 50. Yo iba por donde tenía que pasar el Santo Sepulcro a tocar el piano, y otro señor, don Luis Palma, tocaba una cuadra más allá. Cuando el Santo Sepulcro terminaba de pasar por donde yo estaba, él comenzaba a tocar y yo corría hasta el piano de la subsiguiente cuadra. Tocábamos la pieza de "El terremoto de Sipe Sipe", canción tradicional de esas fechas. Nuestro recorrido duraba unas 15 cuadras




.-¿Cuándo es que se empieza a perder la tradición del piano en Totora?




Se puede decir que desde la Reforma Agraria. A partir de los cambios de este proceso hubo muchos totoreños que migraron al interior y exterior del país. Esto también fue aprovechado por los compradores de antigüedades que se llevaron muchas de las cosas de valor del pueblo, entre éstas los pianos. No obstante a lo anterior, la tradición persistió hasta la década de los años 70, para después desaparecer totalmente.Recién el año pasado mi persona trajo tres pianos a Totora, donde ya no quedaba ni uno sólo. Es en honor de todas esas casas señoriales que propuse la realización del Primer Festival Nacional de Piano.




El piano más antiguo




El piano más antiguo del evento fue un Rachell de fabricación alemana, propiedad de Rivera, quien calcula el origen del instrumento en los años 1700. El maestro cuenta como anécdota que lo adquirió no hace mucho, cuando lo encontró en una casa en ruinas, en medio de un chiquero con muchos cerdos.El piano fue hecho de manera totalmente artesanal, cosa común en su época, y funciona con una caja metálica que trabaja a la manera de un arpa.El instrumento de teclas de marfil sirvió para el entrenamiento previo de los artistas en el teatro Jorge Escobar.Según Rivera, mucho antes de ser usado por los concursantes, pasó por las manos de ilustres familias de Totora como los Escobar, los Echeverría, los Novillo y los Sánchez.



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