martes, 2 de octubre de 2007

EL LUGAR DE LOS HECHOS


Hay una página web alemana con un montón de información histórica sobre Bolivia. Pero como está en Alemán no entiendo nada. De ahí saqué varios gráficos, y este es uno de los más importantes.


Esa es la plaza Murilloe tal y como era en esos tiempos, con el Neptuno de piedra y la fuente octagonal. Las casas que se ven ahí, todavía existen. Yo solía ir ahí muy a menudo ( a veces todos los días) porque la Cinemateca quedaba un poco más arriba. Ahora ha cambiado de sitio.


La barricada de la historia la situé en la esquina inferior, allá donde están las ventanas con arcos de piedra. Ahora eso es el Museo Nacional de Arte y la calle de la barricada se llama Calle Comercio. El edificio de piedra a la izquierda, del que sólo se ve una parte, es la Catedral Metropolitana, construida por los indígenas con piedras a las que les echaron la maldición de que en cuanto se terminase la Catedral, también se terminaría La Paz. De ahí que la Catedral Metropolitana haya sido techada y construida en su parte superior con otro tipo de piedra.
Ahí está la hornacina con las cenizas de Eduardo Avaroa, y también reposan los restos de Andrés de Santa Cruz, velados siempre por los Colorados de Bolivia. Al lado está el Palacio Quemado, donde el Evo y el Chávez se sientan a hablar con los espíritus de Bolívar y el Ché.
(¿De qué hablarán? de fútbol, supongo.)

En 1809, mi tataratataratataratataratataratatarabuelo organizó la defensa de esta plaza tras la contrarrevolución que le hizo pasar a la historia como el "traidor" de la revolución juliana. No le fué muy bien al tipo. Tuvo que retirarse calle abajo, y una vez ahí, herido y en retirada, lo arrinconaron y "crujieron" a bayonetazos y golpes de lanza. Y es que la Plaza Murillo tiene una historia muy violenta. Mucha gente colgó de sus faroles, incluso presidentes. Y si subimos la cuesta de la calle donde está la "Tienda Alemana" ( esas casas todavía existen y ahora son conventillos), encontraremos boquetes de bala en la esquina, de cuando el ejército y la policía se enfrentaron a tiros en el 2003 porque los policías se hallaban en huelga, y después la muchedumbre apedreó el Palacio Quemado.


Un poco más arriba, una señora beniana tiene un negocio donde hace cuñapés, pan de arroz, humintas y un café por el que vale la pena vivir. En la otra esquina está el Hotel París, junto al Cine París, donde las familias de la paz de antaño compraban abonos para ver las películas de Charles Chaplin. Si bajas la cuesta puedes llegar fácilmente a San Francisco, y de ahí al Mercado de las Brujas. Si subes puedes llegar al Museo Costumbrista y al restaurante "La Casa de los Paceños", donde hacen el mejor chairo de toda la galaxia.

Echo de menos La Paz. Pero no sé si podría volver a vivir ahí.



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