lunes, 25 de octubre de 2010

A cuatro mil metro...

Estoy viviendo en una ciudad sumergida en el cielo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

GRIS OTRA VEZ


Vuelve el gris,

Una vez más, despierto abrazado a la almohada, pero esta vez no es la soledad sino el frío el que me impulsa a buscar el inalcanzable aroma de su cabello en las costuras, después de tantos años de ausencia...

El cielo es un tapiz de nubes grises, y el estertor de mis bronquios se asemeja a los gruñidos de mi acordeón, que ha pedido asilo político en casa de un amigo hasta que baje la marea.

Lo único bueno de estos días, aparte de poder arropar a Gabriel por las noches, es redescubrir las paredes del barrio Gótico, el sentir que mi abrigo está contento de volver a colgar de mi espalda y desayunar café con Ventolin.

viernes, 17 de septiembre de 2010

EMPIEZA EL FRIO

Me gusta que empiece a hacer frío, porque así puedo arropar a mi cachorro.

YA CONTEMPLO TU INFINITO...

Voy regresando poco a poco. Primero en cajas, después por teléfono. Últimamente regreso en sueños.

Pero no será un viaje fácil, ni mucho menos. Y no creo que la estadía tampoco lo sea.

martes, 30 de marzo de 2010

ATAQUES

Ataques de rara felicidad interrumpidos por pausas para ir al lavabo.

miércoles, 17 de febrero de 2010

TANTAS COSAS


Me estoy leyendo de nuevo las Forced Entries de Jim Carroll, despues de haber redescubierto por casualidad ( aunque se cuenta que tales cosas no existen) sus diarios de baloncesto en un rincon de mi estudio.

Me he pasado algo asi como dos semanas dibujando a tinta una historia corta inspirada en las peliculas mudas. Me he mirado toda la serie de "Les Vampires" de Louis Feuillade, he visto alguna pelicula que me gusto bastante, y he revisitado varias. Finalmente me he comprado ropa nueva, en una tienda que estaba liquidando absolutamente todo lo que podia y que vendia tres prendas por diez euros. Cuando entre y me di cuenta de que no importa lo que comprases te saldria a diez euros si comprabas tres cosas, dude entre alegrarme o morirme de pena por los duenos del negocio.

Mi vida social ha resucitado enormemente. Desgraciadamente, mis bronquios se resienten por las multiples salidas, idas y venidas. Ha llovido sin cesar durante trece lunes consecutivos y el Domingo pasado sali por primera vez a actuar con la colla de Castellers del barrio.

Cada viernes, a las siete de la noche, me voy con mi hijo al local de ensayos, con una faja de algodon negra al brazo, y mientras el se sube a hombros de otros ninos, ninas hombres y mujeres, yo me fundo en la pina, abrazado a las espaldas de desconocidos en una extrana terapia de abrazos de la que salgo rejuvenecido y contento.

El Domingo actuamos en Plaza Sant Jaume. Fundirme en la multitud, en el sentido mas literal de la palabra, fue una experiencia inolvidable. En cierto momento el castillo estuvo a punto de caer, y toda la plaza parecio transformarse en un animal de mil espaldas que luchaba por definirse en un silencio roto por el tronar de un tambor y cuatro grallas. Y yo estaba ahi.

Es maravilloso formar parte de algo. Especialmente cuando uno esta acostumbrado a ir por la vida de francotirador.

jueves, 28 de enero de 2010

UNO VA, CIERRA LOS OJOS...

Los vuelve a abrir y de repente ya han pasado diez años. Y muy pocas cosas han cambiado realmente.

Es como si el reloj de arena tuviera un agujero por alguna parte y el tiempo se fuera escurriendo, mientras yo pienso exactamente en las mismas cosas en las que llevo pensando años y años y años, haciéndome las mismas promesas, sugiriéndome las mismas ideas, y postergándolas una y otra y otra vez.

Y todo es un continuo lo mismo, sólo que las cosas son cada vez más viejas, más gastadas y más conocidas, cuando hasta la rutina de pelearte en casa por alguna estupidez, salir dando un portazo jurando no regresar y emborracharte como un estúpido para regresar a la medianoche se vuelve absurda por repetición, y terminas riéndote de tí mismo mientras bajas las escaleras.

Porque siempre es igual. Siempre extiendo a dos manos todo aquello que me emociona, y me encuentro con una mirada fría, impaciente, de inhumana eficiencia, que me reprocha que tengo la cabeza en las nubes mientras se aboca a cosas más importantes. Y yo voy y me frustro y me enfado, y cojo mis cosas y me voy maldiciendo mi vida y todos los años que he perdido, para patear calles y buscar lugares, diciéndome que he perdido mi tiempo miserablemente, que he tirado toda mi existencia a la basura, que he llegado a no ser nada y que finalmente ya no sé ni qué quiero, porque tengo demasiado ruido en la cabeza, y porque lo único que me impide suicidarme es el hecho de que no quiero terminar como un bulto rígido, frío y apestoso que será descolgado a cuatro manos por la policía, iniciando un engorroso y doloroso proceso que tendrá que ser solucionado por terceros.

¿Entonces cuáles son mis opciones?

¿Seguir viviendo esta mierda de vida hasta que me salga un cáncer por stress para terminar muriendo miserable y dolorosamente una mierda de muerte?

¿Ir a olvidar que tengo esta mierda de vida en el bar con dos medianas y un porro para terminar otra vez con una bronquitis que me hace respirar como un perro pequinés, y que me salga un cáncer por vicioso y terminar muriendo miserable y dolorosamente una mierda de muerte?

¿Visitar una y otra vez mi cuenta de correo para ver si me llegó algún mensaje para poder hablar con alguien para olvidar que tengo una mierda de vida y que me salga una hernia discal?

Porque no creas que no intento cambiar las cosas. Pero es que nada cambia, joder.

Y una vez más , uno piensa en escapar, en irse, en terminar sus días en el extremo del mundo más alejado a este lugar, y se empieza a imaginar maneras de empezar de nuevo, que son rápidamente anuladas por los miedos, que son lo único que permanece radiante y nuevo, cuando todo lo demás empieza a deshilacharse por los extremos.

Si no estuviera tomando antibióticos, hoy me metería litro y medio de anestesia en la barra del bar, hablaría de estupideces con los parroquianos, me fumaría tres porros y terminaría a las dos de la mañana utilizando el inhalador sólo para poder dormirme.

En fin. A ver si el fin del mundo llega de una puta vez. Pero no antes de que mi novela sea un bestseller.

miércoles, 27 de enero de 2010

LENTAMENTE

Poco a poco voy recuperando mi antiguo rostro.

He cogido un resfrío durísimo que estoy tratando a base de antibióticos, y le he dado un respiro a mi organismo, que se empieza a desintoxicar por sí sólo.

Este mes he tenido trabajo, pero no he encontrado empleo. He ganado algo de dinero. Lo suficiente, pero tengo que hacer algo más que ir tirando mes a mes y viviendo al día con lo mínimo.

Tengo enigmáticos sueños por las noches. Sueños que de día son evidentemente sencillos.

Necesito un empleo y una habitación. Y dormir más.

sábado, 23 de enero de 2010

NO ME LO PUEDO CREER

Pero me gustaría volver a odiar la vida cada mañana al levantarme y pensar que estoy perdiendo el tiempo en ese ridículo habitáculo donde me condenaron en su día a pasarme la mayor parte del día.

Quiero volver a odiar a algún imbécil de turno con el que tenga que pasarme horas a diario. Volver a crear las alianzas e indiferencias de rigor con los compañeros de oficina, volver a pensar que la vida está en otra parte y volver a esperar con ansias los viernes y la última semana de Julio, así como volver a temer los Domingos y la última semana de Agosto.

Quiero volver a desayunar siempre en el mismo café, crear las rutinas de toda la vida y pensar que estoy desperdiciado mi vida clavado ante un ordenador.

Porque antes podía pagar el alquiler. Y ahora ya no puedo.