sábado, 25 de julio de 2009

Una vez más...

Una vez más...

Veo cómo la luz de afuera va menguando mientras dibujo.
Una vez más me emborracho de café y me doy de lleno a la creación.
Una vez más pierdo cuenta de cuántas veces he escuchado el mismo CD.
Una vez más termino con las manos negras de carbonilla, con el piso lleno de migas de la goma de borrar, con los ojos ateridos, con la mirada perdida, regresando de algún lugar demasiado lejano.
En ocasiones, el precio del arte quizás sea la soledad.
Pero es un precio justo.