jueves, 15 de noviembre de 2007

MI ESTOMAGO SIENTE NOSTALGIA

Como siempre he sido un desarraigado, siento nostalgia de muchos sitios, pero no me siento completamente en casa en ninguno.

Por eso, a veces me asaltan extraños sentimientos, inesperadas sensaciones y antojos ridículos, por no decir absurdos. Quiero volver a estrujar una bola de nieve de boston entre las manos, como hacía cuando era adolescente, quiero volver a ser el temerario veinteañero que fuí y comerme dos tacos de canasta ante de ir a clase como hacía en México. Quiero volver a respirar el aire líquido de Albuquerque y observar en el horizonte las montañas Sandía. Quiero sentir el sol de La Paz en el rostro, quiero volvera escuchar a los grillos en los bosques en Michigan. Quiero espiar la merienda de las ardillas rojas en Frankfurt, pasarme una hora viendo al Danubio, apoyado en una baranda en Budapest. Quiero volver a perder el tiempo bien perdido caminando por las calles del Casc Antic. Pero casi siempre la nostalgia me pilla en el lugar y el momento equivocados.

Hoy, por ejemplo, mataría por comer marraquetas.

Pero estoy en Barcelona y no se puede.

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