Hoy tengo que traducir dos películas y un par de capítulos. Ergo, trabajaré unas catorce horas.
Pero el día viene bien aspectado. Siento buenas ondas en el ambiente.
Mi teclado suena bien, y cuando el teclado de mi ordenador suena bien, es una buena señal.
Mi hijo me dió un beso al salir de casa. Y eso que el no suele hacer eso más que con su madre. No es que no sea cariñoso conmigo pero es, digamos, muy viril. Su cariños suelen ser más del tipo saltarme encima e intentar trepar hasta mi cabeza o cosas así.
Tan maravilloso como ver salir el sol, es adivinar la silueta de mi mujer vestirse a contraluz.
Hoy saltan recuerdos de mi mente sin orden ni concierto. Ya he sonreído tres veces, y me he reído una vez, y ni siquiera son las nueve y media de la mañana.
Hoy será un día de trabajo duro. Pero no importa.
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