jueves, 5 de junio de 2008

ES FACIL HACER LLORAR


Es difícil hacer reír. Ese es uno de los axiomas básicos que aprendimos en clase de guionismo.

¿Porqué? Porque la gente es más buena de lo que parece, y hasta el más cínico tiene su corazoncito.

Y porque la gente no es tan tonta como parece, y la risa es un signo de inteligencia, aunque digan que abunda en la boca de los tontos.

De igual manera, es fácil dibujar escenas de violencia, tiros y persecuciones. Es fácil y es divertido.

El otro día le comentaba a un amigo que las escenas bélicas, las escenas de acción, nos atraen por su intensidad, por la solidaridad que sentimos con los participantes, por nuestra fascinación por la muerte....

Pero que estar ahí, no en el ojo del huracán, sino al alcance de sus alas, debe ser el lugar más horrible, más caótico, más insufrible e infernal que existe.

Por eso creo que a Pisagua le faltan escenas como esta. Escenas de amor, de reposo, de silencio. No digo ya sexo, aunque eso también vende ( y es divertido dibujarlo) pero escenas de entendimiento, escenas de silencio, escenas de reposo. Menos uniformes, caballos y herrajes. Más miradas, más sentimientos de calma.

Una historia trágica y violenta puede ser narrada por cualquier mal guionista y funcionar plenamente.

Paradójicamente, una historia risueña y divertida no admite mediocridad de parte del narrador, o funciona, o no.

Quizás sea esa mi meta, o una de mis metas. El lograr hacer reír. El poder hablar de amor, el poder dibujar el silencio, la calma, la felicidad.

El dibujo tiene un horrible defecto. El pie de Olivia. En esta escena Olivia se peina antes de irse a dormir con su marido. O quizás no se vayan a dormir. Pero eso no es asunto nuestro.

A menos que esta noche le duela la cabeza.

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