viernes, 17 de octubre de 2008

NO SE SI ES EL GRIS


No sé si es el cielo, el viento o las nubes.
No sé si es el sensual brillo de la lluvia en las aceras.

No sé si es el aire mojado, el divertido tacto de la gabardina, el alegre gris de una tarde de Octubre, o la manera que tiene mi hijo de buscar los mejores charcos para saltar en ellos...

No sé si es la manera en que el exterior habla de cosas tan interesantes cuando llueve detrás de la ventana.

No sé si es la ropa puesta a secar que se ríe de tí cuando llovizna.

Las cosas no podrían estar peor en muchos sentidos, y sin embargo siento una extraña, insólita calma.

Y arranques de alegría sin cimientos.

Anteanoche caminaba emporrado por ahí a eso de la una y media. Un tipo me pidió una moneda, se la dí, y llevaba tantas cosas en la cabeza que le hablé de todo y nada hasta que el pobre tuvo que emprender la retirada. Una de dos. Debería fumar más a menudo, o ir por la vida como si llevase una copita de más.


Hoy mi hijo se quejó de que no tiene amigos para jugar en el parque.
No pude decirle nada, porque yo estoy en la misma situación.

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