domingo, 20 de enero de 2008

HACE TRES AÑOS

Hace tres años y un día, Sibylle me llamó a la oficina a eso de las cinco de la tarde para decirme que había roto aguas.

Un día después, al mediodía, nacía nuestro hijo Gabriel.

Nació con el cordón umbilical dándole una vuelta entera al cuello. Nació sin camisa de grasa, pero con las uñas largas. Nació rodeado de enfermeras, el único hombre en la habitación era yo. Y él. Nació en silencio y no lloró. Simplemente abrió los brazos, estiró los dedos y emitió dos largos balidos. Como un ternerito. Y como un ternerito, Sibylle se lo puso al pecho, de donde no se soltó hasta hace algo más de un año.

Así empezó la mayor aventura de mi vida.

Hoy no tengo fuerzas para escribir nada. Pero ha sido un buen día.
Porque hoy yo también cumplí tres años.

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